A medida que mi viaje hacia la salud continuaba, mi encuentro con Papsy marcó un punto de inflexión fundamental. A través de su orientación y su enfoque en la alimentación saludable, comencé a comprender profundamente los beneficios que una buena dieta podía tener en mi vida.
Al principio, el cambio en mi alimentación no fue nada fácil. Requería de un cambio radical en mi dieta, uno que implicaba eliminar de mi vida los alimentos procesados y otros tipos de alimentos que, hasta ese momento, desconocía lo perjudiciales que podían ser para mi cuadro de salud. Eran mis primeros aprendizajes en leer las etiquetas de los alimentos y de comprender los ingredientes que consumía. Fue un proceso desafiante, pero con cada elección alimenticia informada, me acercaba un poco más a una vida más saludable.
Una de las revelaciones más importantes durante esta fase de mi viaje fue el descubrimiento de nuevos alimentos y nuevas formas de condimentar mis comidas. Me introduje a un mundo de ingredientes frescos y naturales que antes habían sido completamente desconocidos para mí. Aprenda a apreciar la riqueza de los vegetales de hojas verdes, las propiedades desinflamatorias de la cúrcuma y el poder de las hierbas y especias para dar sabor a mis platos sin recurrir a exceso de sal o azúcar.
Uno de los momentos más destacados fue cuando incorporé la cúrcuma combinada con pimienta negra a mi dieta. Estas especias no solo aportaban un sabor único a mis comidas, sino que también tenían propiedades desinflamatorias que ayudaron a reducir la inflamación y el dolor que experimentaba debido a mi condición médica. Fue una de las primeras evidencias palpables de cómo la alimentación podía influir positivamente en mi bienestar. Sumado al agua de Kéfir*, que también comencé a elaborar en forma casera y además aprendí un dato curioso sobre este alimento que está relacionado con la bendición de quien lo regala; pues según la tradición turca debía de ser regalado; así que cuando lo comente en mi grupo de amigos, hubo una amiga que me regalo los primeros nódulos a lo que luego continue regalando según iba produciendo yo misma.
Es importante destacar que este proceso de cambio en la alimentación no fue impulsado únicamente por mí. Fue consensuado con profesionales de la salud que me apoyaron en esta transición. Aunque al principio no veían contraindicaciones, tampoco veían grandes beneficios. Sin embargo, a medida que mi salud mejoraba gradualmente y mis síntomas disminuían, comenzaron a reconocer la eficacia de este enfoque. Sobre todo grandes profesionales que supieron escucharme más allá de mis síntomas, Paula Landriscina y Marta Córdoba grandes neurólogas argentinas, dejando atrás prestigiosos profesionales a quienes no les hacía sentido lo que yo compartía.
Mi viaje hacia la alimentación saludable fue un proceso personalizado y adaptado a mis necesidades específicas. No hubo una solución única para todos, sino una profunda comprensión de mi cuerpo y sus necesidades. A través de esta orientación y la voluntad de aprender y adaptar mi dieta, comencé a experimentar una transformación que iba más allá de lo físico y que afectaba profundamente mi calidad de vida.
En las próximas entregas de este blog, compartiré más sobre cómo mi relación con la alimentación saludable continuó evolucionando y cómo esta transformación interna se reflejó en mi bienestar general.
* La palabra Kéfir proviene del turco Kief que significa: sentirse bien y hace referencia a la sensación que se experimenta cuando se ingiere este producto y además también está relacionada con la bendición de quien lo regala; pues según la tradición debía de ser regalado; es una forma de pequeña ofrenda hacia tu herman@