“Trazando el camino hacia el equilibrio: Cuidando mi bienestar y transformando mi vida”

A mis 31 años, yo era una joven emprendedora, apasionada por mi trabajo. Sin embargo, durante mucho tiempo llevé una vida agitada y llena de estrés.

Mi trabajo era demandante, lo que sumado a ciertos desafíos familiares, me llevaron a un estado de desequilibrio emocional y físico.

A medida que el estrés aumentaba en mi vida, comencé a experimentar los efectos negativos en mi cuerpo y mente.

Aunque en el exterior parecía estar bien, en mi interior, las hormonas estaban causando estragos, especialmente el cortisol:la hormona del estrés. Así comencé con síntomas de mucha debilidad, tuve algunas caídas, dolores de cabeza, fatiga constante y dificultad para concentrarme.

El flujo constante de cortisol también afectaba mi sistema inmunológico. Fue por este camino que finalmente, enfermé.

A pesar de ser joven, me sentía del doble de edad. Al poco tiempo, también comencé a perder cabello y mi piel había perdido todo brillo natural.

Desesperada por encontrar una solución, comencé a investigar y aprendí sobre la importancia de las hormonas y su conexión con la salud en general. Descubrí que la producción y el equilibrio hormonal dependían en gran medida de la salud de mi intestino y de las decisiones diarias que tomaba.

Decidí dar un giro radical a mi estilo de vida. Comencé a enfocarme en cuidar mi alimentación, incorporando alimentos ricos en nutrientes y evitando aquellos que me generaban inflamación. También me asegure de dormir lo suficiente y de practicar técnicas de relajación, como la meditación para el estrés.

Poco a poco noté cambios significativos en mi cuerpo y en mi bienestar en general. Mi peso comenzó a estabilizarse, Mi energía volvió y mi mente se despejó de esa neblina mental que me había afectado durante tanto tiempo. Además, se detuvo la caída del cabello y mi piel recuperó su vitalidad.

Pero no solo eso, también experimente mejoras en mi estado emocional. Al reducir el nivel de estrés, los neurotransmisores en mi cerebro comenzaron a equilibrarse, disminuyendo la ansiedad y los bajones que me habían afectado anteriormente.

La transformación no fue fácil, pero cada paso que di para cuidar mi salud fue una inversión en mí misma. Aprendí que vivir bien y en equilibrio es la mejor medicina. Comprendí que mi cuerpo y mente son sistemas interconectados y que el cuidado de uno afectaba directamente al otro.

Compartir mi historia y este tipo de experiencias con otros se convirtió en mi pasión. Por eso te animo a mirarte a vos mismo y a tomar medidas para cuidar tu bienestar.

No se trata solo de estar vivo, sino de sentirte vivo. Gracias!