En ese momento, parecia que siempre me faltaban recursos para poder responder a algo que interpretaba como una amenaza, un estado de salud del que parecía que todo iba de mal en peor, no verlo, o no aceptarlo hoy puedo decir que ese no era el camino, sino todo lo contrario para poder ser protagonista de tu propio destino, es aceptar, poder hablar de la angustia que puede estar provocando ese miedo, enojo/ira, para luego poder evaluar cuales son los recursos necesarios para poder avanzar con lo que esta, hay mucho que se puede hacer aunque así no lo parezca. Continuando con mis estudios en coaching ontológico y adentrándome cada vez más en el mundo emocional, buscando conocer más de mí misma, para mi sorpresa creía que eran pocos los recursos por aquel entonces y fue cuando encontré un tesoro de esos que estaban ahí a mi alcance y que el enojo no me permitía ver. Pude ver que cuanto más me enojaba conmigo misma por el miedo que me generaba tanta incertidumbre de no saber cómo seguir, menos cantidad de posibles soluciones o salidas, así que lo mejor que me paso fue darme cuenta de esto para poder salir de esa línea de pensamiento y sumarme a otra que me diera más oportunidades. Esta vez busqué ampliar aún más mis horizontes geográficos, así que recurrí a uno de mis placeres “los viajes”, algo que me gustaba pero que en ese momento cancelaba toda posibilidad porque creía que era algo imposible de hacer dada mi movilidad reducida, y los consejos médicos acerca de los peligros que podrían presentarse ante alguna complicación en mis condiciones. Así que evalué todas las cosas que “me decía a mí misma” y las que “me decían” una vez más y fui creando y haciéndome de los elementos necesarios para romper otra barrera que en ese momento me limitaba, y así fue como me tome un avión, desafiando la claustrofobia que venía arrastrando hasta ahí con muchas técnicas que me fueron funcionales, generando también desde lo económico todo lo necesario para seguir adelante con el plan, desde la movilidad reducida buscar las adaptaciones necesarias para seguir adelante, hablarle al miedo, mirarlo de frente, trabajar para que todos mis recursos fueran suficientes, más que las amenazas que se pudieran presentar. Lo más importante la actitud y la confianza de creer una vez más que podía, que era capaz y sobre todo que merecía esa oportunidad. Quiero decirte que este viaje tan simbólico fue el puntapié de muchos más y que las experiencias vividas son parte de ese tesoro que fui alimentado con bellos paisajes, personas increíbles, amigos que pude visitar y a quienes les llevé toda mi alegría al poder abrazarlos, testigos directos de mi propia superación acercándome a mi propio bienestar sintiéndome en plenitud.
Quiero transmitirles la importancia de creer en ustedes mismos, de saber que son capaces y merecen todas las oportunidades que la vida les ofrece. Agradezco a la vida por permitirme recorrer sus senderos, incluso en los momentos oscuros, encontrando luz y aprendizaje.
¡Atrévanse a romper sus propias barreras y descubran la libertad de vivir sin límites!
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